¡FRONT-TIER! Delirious atrio-strip
Metadatos:
Mostrar el registro completo del ítemAutor/es:
Galíndez, Mariano
Hunziker,Michel
Mourad, Celeste
Tutor/es:
Mensa, Manuel
Miret, Santiago
Font, Anna
Pringle, Andrew
Telo, Carolina
Torres Agüero, Lucas
Carrera de la tesis:
Carrera de Arquitectura
Fecha:
2018Resumen
El resort es un protocolo de organización de actividades vacacionales hegemónico en los desarrollos hoteleros
contemporáneos porque ha demostrado su efectividad en términos comerciales. Este protocolo es ubicuo en los destinos
turísticos convencionales como playas caribeñas, montañas alpinas, suburbios campestres. El resort establece un conjunto
de normas por las que regula su organización, de forma general y normativa, que no se desafía por su demostrado éxito
comercial que lo ha convertido en un modelo de negocios irresistible para los desarrolladores. Este protocolo organiza la
forma en la que los turistas vacacionan bajo el régimen de un complejo itinerario lleno de actividades concatenadas pero
destinadas a espacios sectorizados y segregados entre sí en un modelo análogo a “de la casa al trabajo y del trabajo a la
casa” que opera “de la habitación al amenity y del amenity a la habitación”.
Como el resort opera universalmente sin variar su protocolo de organización, la manera que tiene de diferenciarse de
otros resorts es a través de la exageración de un estilo del cual se apropia. Esto conlleva a que los mismos devengan
en una expresión extravagante y ostentosa como edificios con mucho carácter y gracia exterior, pero que en su esencia
operan de forma normativa y resolutiva. Este modus operandi actúa con una indiferenciación fundamental en su
organización, evitando cualquier posibilidad de diferenciación que se salga de los parámetros comerciales conocidos
que en realidad podrían adoptarse disciplinalmente entendiendo la capacidad de variación del protocolo. Por estas
razones, el resort termina reducido a una imagen de naturalidad en la que se convencionaliza en su protocolo y se
repite universalmente sin diferenciarse verdaderamente, operando siempre “haciendo lo que hay que hacer”, cuando
tiene la posibilidad de internalizar esos modelos económicos en vez de darlos por sentado y friccionarlos con aspectos
disciplinares más generales.
Esta generalidad indiferenciada de la organización del resort está en contradicción con el aspecto megalómano de los
mismos que se proyectan como masas edilicias cada vez más colosales, que construyen territorios artificiales cada vez más
inmensos y que se consolidan como objetos cada vez más opulentos. Entendido de esta manera, el resort desarrolla en
sus protocolos una arquitectura territorio que deviene territorio de sí misma, un territorio artificioso que se autocontiene
y que sienta el primer paso hacia una diferenciación genuina en su organización.