Sweet home Buenos Aires: la oportunidad de la arquitectura
Autor/es:
Shmidt, Claudia
Fecha:
2006Resumen
La ciudad de la furia, «...donde nadie sabe de mí / y yo soy parte
de todos...»: así se sentía Buenos Aires luego de cuatro años de
democracia. Duró un tiempo más el temor en las caras, tal como
cantaba Gustavo Cerati, la principal figura de uno de los conjuntos
de rock más masivos en la Argentina por esos años. Pero
se trataba de una persistencia, de una bordona resonando que más
tarde se apagaría en sordina. En los años ’90 otras furias fueron
ocupando la vida urbana, desplazando la anestesia de las censuras
y el terror militar y político por la llamada –paradójicamente–
«inseguridad», un fenómeno asociado a la creciente pobreza que,
combinado con los procesos de marginación social, la paulatina
expulsión del mundo productivo de amplios sectores de la
población y la intromisión del circuito de las drogas en la dinámica
del consumo, alteró definitivamente las modalidades de
la vida cotidiana.
La exacerbación de esa nueva noción de «inseguridad»
constituyó un argumento perfecto para el desarrollo de los
grandes emprendimientos corporativos, la sectorización
de la ciudad, la estimulación de una nueva huida hacia los barrios
cerrados al modo de Seaheaven, el emblemático vecindario del
film The Truman Show, o si se quiere, al más telúrico Nordelta.
La aparición de rejas, guardianes –a veces armados–, circuitos
cerrados de televisión, escuchas telefónicas, alarmas, puertas
dobles, muros ciegos, cierres, oclusiones; la desactivación
de aquellos prácticos porteros eléctricos, los espejos convexos
escondidos estratégicamente; las luces de encandilamiento selectivo;
en fin, los shopping centers, fueron ingredientes que se
incorporaron a una creciente tendencia –tal como gusta decirse
en la jerga marketinera– de una estética amparada en la cultura de
la seguridad. Claro que atrás de todo ello se encontrarían las
promesas de paraísos, arcadias, armonías o naturalezas
idealizadas.