El capital humano en la Argentina de la Belle Époque (1869-1914)
Metadatos:
Mostrar el registro completo del ítemAutor/es:
Ladeuix, Joaquín
Tutor/es:
Schiaffino, Pablo
Carrera de la tesis:
Licenciatura en Historia
Fecha:
2017Resumen
El rendimiento de la economía argentina a lo largo del siglo XX se ha interpretado generalmente como decepcionante. Este trabajo se inscribe en una línea historiográfica reciente que atenúa la idea del fracaso argentino porque sostiene que las condiciones iniciales, a comienzos del siglo pasado, eran menos promisorias de lo que se cree. En la primera parte del trabajo, intento demostrar que Argentina de la Belle Époque tenía, en términos internacionales, un PBI per cápita alto en relación a sus indicadores de capital humano. Y realizo una comparación con Australia, Canadá y Estados Unidos de la que saco dos conclusiones: que Argentina comienza y termina el período estudiado (1869-1914) en un escalón inferior al resto de los países en términos de capital humano; y que éste estaba distribuido en Argentina de forma muy desigual, a diferencia del Nuevo Mundo anglosajón.
En la segunda parte del trabajo torno la mirada hacia el interior del país e intento contestar una pregunta principal: ¿por qué los niveles de capital humano estaban distribuidos desigualmente? Me concentro en las tasas de alfabetización escolar. Sorprendentemente, y a diferencia de Estados Unidos, Australia y Canadá, una mayor asistencia a la escuela no se correlacionaba con mayores índices de alfabetismo escolar. Encuentro que el factor que mejor los explicaba, en cambio, era la presencia de inmigrantes de un grupo de países europeos. Esto, además, explica por qué la asistencia no se correlacionaba con la alfabetización: porque los inmigrantes europeos no solían enviar a sus hijos a la escuela. En la Argentina de 1914, y a pesar de que los esfuerzos de los gobiernos del período por la educación de las zonas más atrasadas del país son palpables (las tasas de asistencia y la cantidad de maestros se distribuían de forma mucho más pareja que las tasas de alfabetización y habían evolucionado favorablemente a lo largo de esos años), los europeos eran más importantes que la escuela para explicar las desigualdades educativas.