Torres en un jardín de Buenos Aires
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Show full item recordAuthor/s:
Montaldo, Ignacio
Date:
2023Abstract
La ciudad de Buenos Aires fue federalizada en el año 1880, contando en ese entonces con 4 mil hectáreas de superficie y 400.000 habitantes; siete años más tarde, se sancionaba la ley 2.089 de “ensanche del municipio de la capital” que incorporaba los partidos de Flores y Belgrano cedidos por la provincia de Buenos Aires a la Capital Federal. Con esta ampliación se incorporaron 14 mil hectáreas y no más de 14 mil habitantes que se concentraban básicamente en los pueblos de Belgrano y Flores. Hacia el año 1936 el territorio de la ciudad estaba totalmente urbanizado, en una trama sin solución de continuidad, en la que ya no se podían individualizar el municipio original de su anexión. En el año 1904 se publica por primera vez el trazado de un plano realizado por el departamento de obras públicas de la Municipalidad con el proyecto de expansión de la cuadrícula para toda la extensión de los nuevos límites de la ciudad. El mismo incluye la disposición de una serie de parques públicos en el espacio frontera entre la ciudad consolidada y el área de la expansión. El arquitecto y paisajista francés, Carlos Thays, se desempeñó durante los años 1891 y 1920, como director de Paseos de la ciudad de Buenos Aires, en dónde se ocupó de la remodelación, proyecto y concreción de la mayoría de espacios verdes que fueron determinantes para la conformación de la imagen urbana de Buenos Aires.
El trabajo de Gorelik, La grilla y el parque. Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires, 1887-1936, reconstruye y problematiza el crecimiento del entramado histórico de la ciudad de Buenos Aires a partir de las dos figuras materiales y culturales que estructuran la relación entre lo construido y el espacio público, entre la edilicia y el espacio verde –la grilla y el parque–, literalmente la parrilla de manzanas que cuadriculan el territorio de Buenos Aires, y el verde urbano realizado en los parques públicos.
Esta mirada de la naturaleza en la ciudad se sostiene entendiendo a la manzana como un sólido construido y al espacio público determinado por las calles que organizan la cuadrícula, mientras los espacios verdes se configuran en torno a la ausencia de algunas manzanas y los parques como accidentes en la determinación de la trama.