dc.description.abstract | La historia de la Arquitectura Moderna se construyó paralelamente
a su consolidación entre las décadas de 1920 y 1930.
Fueron los historiadores del arte alemanes, amparados en las teorías
estéticas de fines del siglo XIX y principios del XX –producto
de la labor de Konrad Fiedler, August Schmarsow, Alois Riegl,
Wilhelm Worringer, Heinrich Wölfflin entre otros– quienes
forjaron las bases para las interpretaciones que luego se transformaron
en canónicas. En ese contexto, Emil Kaufmann, Nikolaus
Pevsner y Sigfried Giedion1 construyeron, con diferencias,
distintos relatos convergentes, apoyados en genealogías que vinculaban
diversos fragmentos del pasado con la producción de un
presente que intuían cargado de esperanzas. Este relato anclaba
la Nueva Arquitectura como expresión del Zeitgeist cuya fuerza
estaba determinando las opciones técnicas, sociales, formales, y
espaciales. Entre las categorías histórico-estéticas que se crearon
para esta Arquitectura –Modern Architecture, International Style,
Architettura Funzionale, Nouvelle Architecture– fue la acuñada
por Pevnser en 1936, «Movimiento Moderno», la que alcanzó
mayor fortuna historiográfica. Tras la segunda posguerra las historias
construidas por arquitectos que intentaban afianzar o
clarificar los alcances y contenidos de la nueva arquitectura
–Bruno Zevi, Leonardo Benévolo y Henry-Russell Hitchcock,2
por distinguir sólo las contribuciones más exitosas– sin desmontar
el dispositivo del Movimiento Moderno avanzaron en la
organización de un modelo que resaltaba una mirada homogénea,
pero que necesariamente soslayaba problemas centrales de la
producción arquitectónica contemporánea. | es_AR |