dc.description.abstract | El argentino Emilio Ambasz mencionó que los arquitectos serían los últimos en entrar al infierno por sus pecados contra el ambiente, pero que terminarían condenados en caso de no asumir la responsabilidad ética que implica proponer nuevos modos de vida para el futuro.1 Esta perspectiva moral intentó ser aplicada por el argentino, quien buscó dar respuestas a la crisis ambiental a partir de un uso intencionado de elementos naturales en su arquitectura. Así mismo, reafirmó que su utilización de la naturaleza responde a su vez a intenciones poéticas, en la cual los aspectos fenomenológicos y el usuario no son dejados de lado, sino tomados en cuenta para potenciar la fuerza simbólica, emocional y artística de sus obras.
Ante este panorama, nos preguntamos: ¿Cómo se conjugan los aspectos morales y artísticos en su obra? ¿Se pueden verificar? ¿Son preocupaciones que lo acompañan desde el principio? Ambasz, nacido en Chaco en 1943, mostró una vocación por la arquitectura desde muy temprana edad. En sus comienzos, trabajó junto al arquitecto Amancio Williams, buscando lo que él llamaba aprender de primera mano con un verdadero poeta. Luego de esta experiencia, se muda a los Estados Unidos para desarrollar sus estudios universitarios y su carrera en ese país.
En esta oportunidad nos dedicaremos a indagar acerca de los comienzos del arquitecto argentino, especialmente a través de sus primeros proyectos y escritos, en los cuales se dejan sentados los lineamientos que lo transformarán en el Mesías verde con fama internacional que es actualmente.
Esto lo logrará proponiendo un método de diseño capaz
de dar cuenta de las complejidades de un entorno cada vez
más globalizado, con usuarios cada vez más cambiantes,
pero con necesidades humanas de sensibilidad y conexión
inmutables. Revisaremos tres proyectos de sus comienzos,
entre los que se encuentran el Centro Mexicano de Cálculo
aplicado (1975), la Cooperativa de vinicultores mexicanos y norteamericanos
(1979) y los Laboratorios Schlumberger (1982),
para indagar de qué manera entiende la naturaleza y si se
evidencian sus posiciones morales y expresivas, además de
verificar la posible influencia de Williams.
La naturaleza, como gran protagonista, en todos los
casos no es un elemento más o simplemente un adorno
que aparece para dar respuesta a una cuestión meramente
funcional u ornamental, sino que se resignifica. Los elementos
naturales se vuelven protagonistas conjugándose
con elementos autóctonos, contextuales e incluso históricos,
aportando nuevos significados al uso habitual de los
mismos. Lo natural se hace arquitectura y también al revés,
siendo estos límites difusos los que enriquecen la obra del
autor y la cargan con un sentido diferente ligado al usuario,
a los detalles y a la sensibilidad. | es_AR |