dc.description.abstract | En 1948, Henry-Russell Hitchcock sostenía en Painting Toward Architecture que así como la pintura abstracta de principios de los años veinte excluía la naturaleza, las primeras manifestaciones de la arquitectura moderna parecían enfatizar su independencia con respecto a ella. “La naturaleza, por supuesto, pronto se vengó”, añadía: si bien las pinturas de la época, preservadas en sus marcos, pudieran seguir presentando la visión de universos platónicos de puras formas matemáticas, las superficies de estuco de los edificios modernos de los años veinte se agrietaban y decoloraban.
La obra de Lina Bo Bardi (1914-1992) no es comprensible sino en relación con el marco intelectual y artístico de la modernidad, forjado a partir de dichas vanguardias, su encantamiento por la máquina y rechazo al naturalismo. El manifiesto “Non serviam” que Vicente Huidobro escribe en 1914 expresa muy bien esa posición: “no he de ser tu esclavo, madre Natura; seré tu amo”. Hasta entonces limitado a la imitación de un mundo creado por la naturaleza, el poeta pregunta “¿Qué ha salido de nosotros que no estuviera antes parado ante nosotros, rodeando nuestros ojos, desafiando nuestros pies o nuestras manos?” Reivindicar esa nueva posición con respecto a la naturaleza era lo que permitía crear “realidades propias”: “yo tendré mis árboles que no serán como los tuyos, tendré mis montañas, tendré mis ríos y mis mares, tendré mi cielo y mis estrellas” | es_AR |